Los tres venenos


Querida,
     No lo sé…Estoy preocupado, algo me asusta pero no sé qué es. En incontables ocasiones he volteado la mirada y la situación hace lo mismo, se revierte para ocultarme la realidad.  Llevo días en este juego que parece interminable, peor que una tiranía en su apogeo.
Lirio de los valles, flor venenosa
     Ni se te ocurra pensar que tienes la culpa, porque a pesar de la distancia te sigo queriendo.  Dicen muchos que la felicidad del pobre dura poco; ese poco se convirtió en mucho solo con saber que nos queríamos mutuamente.
     De la misma manera que me cuesta escribirte, me cuesta también pedirte perdón si alguna vez pensé solo para mí, si no te presté atención cuando lo era necesario, y si no fui quien esperabas que fuera. ¿Por qué te digo esto? Porque la solución de un problema siempre se encuentra en la causa que lo origina. Quizás mi decisión de venir a estudiar a este lado de la ciudad fue muy precoz, y por eso, creo que los tres venenos (ansiedad, ira y falsas ilusiones) se apoderan de mi alma de una manera tan lenta y dolorosa que, en su lugar, preferiría ser condenado a una inyección letal y así librarme de este sufrimiento.
     No es la muerte, al parecer trabaja para ella. De haber ofendido a alguien importante no estoy seguro, debido a que, siempre me dirijo a las personas con mucho respeto. Me trae con ansiedad la idea de que faltan 2 años para poder salir de aquí. Aunque me encuentre en la ciudad, el desierto lo veo pequeño con tantas falsas ilusiones que se presentan a diario, a causa de esto me molesto y la ira sale a flote.
     Me aconsejaron con ir al psicólogo o al psiquiatra. Puede ser que a veces escuche voces que me dicen lo que debo de hacer, pero no estoy loco. Nada se pierde, y nada está perdido si sabes buscar.
     Si me tocara hacer una biografía serias una parte vital en el inicio de mi carrera. El compartir nuestros sueños, alimentaba mis ansias por lograr lo que siempre he querido. Ahora estás en Paris, al otro lado del mundo y yo aquí, estudiando en América. Me siento solo y sin fuerzas. Desapareció el oasis que había en el desierto de mi vida. La sed de amor me tiene como un reloj de arena, va despacio pero seguro a su fin…
     Ya no puedo más. Adoptaré la frase de: “Para situaciones urgentes, medidas desesperadas”. He decidido acabar con esto de una vez por todas. Si, lo sé, soy un cobarde. No puedo adaptarme a la idea de que estás con otro que no te quiere más que yo, quien te juró amor eterno.
     No bastaron los libros que leí sobre superación personal. A fin de cuentas, en mi larga espera aprendí algo, y es que, el tiempo no se mata…termina matándote.
PD: No te preocupes por mi, siempre te amé
Thay




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