Crea-sumismo

Escrito por: Alejandra Matos

En República Dominicana, siempre hemos bromeado que nuestros indios dejaron engañarse por los espa­ñoles de la manera más tonta, cambiaron el oro de la isla por espejitos que trajeron los españoles. Siempre nos hemos burlado de los tainos de aquí por eso, sin embargo lo que no nos recordamos es que esos genes de guaya-yu­cas aún siguen dentro de nosotros. Cada día, miles de do­minicanos cambian de un celular a otro que es exactamente lo mismo pero con un nombre y una “envoltura” diferente.
Los productos que se venden en este siglo son todas co­pias ligeramente modificadas de otros productos anteriores. Pero nos los venden cada vez de una manera diferente y más llamativa, y compramos algo que en lo único que ha invertido es en una nueva campaña publicitaria, y lo más grande es que juramos que esas campañas y esos productos son creativos.
Algo es realmente creativo cuando logra suplir de una manera eficiente alguna necesidad. Un iPhone que fun­ciona con las huellas dactilares no es creativo, ahora un aparato que me avise en donde dejé las llaves que ten­go media hora buscando ¡si es creativo! Creo que ahorra­ría tiempo, esfuerzo, nervios y palabras no tan agradables.
La “creatividad” del día de hoy para lo que verdadera­mente sirve es para hacerte creer que necesitas eso que te venden, que lo pasado es obsoleto y que solo serás exitoso o popular si tienes eso que te venden. No importa si el producto cuesta más que toda la comida que com­prarías en 6 meses, ese producto es más importante.
La creatividad debiera enseñarte a buscar maneras más exitosas y provechosas para suplir tus necesidades y las de los otros, pero a lo que más te guía es a preocuparte por ti y con cosas que tienen que ver contigo pero que no son priori­dad. Esto nos ha llevado a lo que yo llamo un “Crea-sumismo”, un falsa creatividad que a lo que nos lleva es al consumismo.
Así que reevaluemos lo que consideramos que es necesa­rio y veamos si realmente lo que decimos que necesitamos no es solo lo que queremos. Tener cosas no es malo, si puedes comprarte algo bueno y que realmente deseas ¡cómpratelo! Pero no vivas para esas compras, lo material no lo es todo.
    La vida exige y da un montón de cosas que vienen gratis o que hay que ganárselas pero con tu forma de ser, con un cre­cimiento como persona. Esa son las cosas que se quedan. A mi entierro no va a ir mi carro, el celular caro o los 50 vestido para las fiestas, esos son mis espejitos. A mi entierro van a ir aquellas personas que me aman por como fui, a quienes impacté en la vida, y eso vale más que todo el oro del planeta.

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